Mirando el mar
Verdadero sortilegio
adivinar cuanto
siento
cuando en la rocas me
siento
contemplo con
privilegio
la inmensidad de un
mar regio,
la espuma en la
rompiente
y oigo el rugido
imponente
con denodada cadencia
y le temo a su
violencia
cuando el tiempo es
inclemente.
Muy lejos el sol
poniente
se pierde en el
horizonte
en su viaje de
remonte
pues mañana
nuevamente
ha de haber un sol
naciente
que acompañará a la
aurora
como siempre sin
demora
como un fiel
enamorado
nunca a su cita ha
faltado
por lo menos hasta
ahora.
Tras haber anochecido
la luna en este
espejo
nos regala su reflejo,
quienes esto hayan
vivido
por más que lo hayan
querido
nunca lo habrán
olvidado
ni la sensación de
agrado
de un momento tan
hermoso
que te brinda el mar
glorioso
cuando se encuentra
calmado.
©
Eduardo González Cuartango
13/12/2012 15:49:00
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